Este 24 de marzo se cumplirán 41 años del último golpe de Estado que sufrió el país. En este día de conmemoración es importante reflexionar sobre los sucesos ocurridos en ese período. Debemos recordar que el régimen militar decidió utilizar el aparato del Estado como instrumento de adoctrinamiento social, debemos tener claro que los años de represión salvaje fueron TERRORISMO DE ESTADO.
Al rememorar los años oscuros de nuestro país, en lo primero que se piensa es en las victimas, en los desaparecidos y en sus familias. Personas que no solo pertenecían a grupos denominados “subversivos”, sino también a dirigentes sindicales, políticos, trabajadores, estudiantes, periodistas, etc.
En este plan sistemático de persecución y disciplinamiento en el que miles de argentinos se vieron torturados y asesinados, se vieron involucrados todos los sectores de la sociedad, una sociedad que en definitiva quedó marcada para siempre y que cada 24 de marzo, es oportuno recordar.
Por otro lado, la arista económica de la dictadura generó la devastación de la por entonces importante industria Nacional, que en los años anteriores había llegado a tener índices de desarrollo remarcables, con la mayoría del cuerpo de trabajadores incorporados al sistema productivo.
La represión consiguió liberalizar los mercados, aplicar políticas neoliberales y fomentar las especulaciones financieras, en detrimento de la industria Argentina y a favor de pequeños grupos concentrados de la economía. Como consecuencia, se cambió de raíz, la estructura social del país que entonces se vio conducido a la pobreza, a la crisis y a la desarticulación de los lazos sociales.
El recuerdo que la dictadura cívico-militar dejó en nuestra historia es nefasto y muy claro, desaparecidos, bebés robados, argentinos exiliados, centros clandestinos de tortura y detención, una guerra, la de Malvinas, y millones de dólares de deuda externa.
Por eso el 24 de marzo no es un día cualquiera, no es sólo un feriado, es una fecha que debe servirnos a todos los Argentinos para continuar concientizándonos sobre lo importante que es continuar consolidando el sistema democrático, la defensa de los derechos humanos – sobre todo en tiempos en que militares represores ya condenados, reciben beneficios en sus condenas – y de la industria Nacional.
Este es el horizonte que debemos tener para lograr una sociedad más equitativa y justa, en donde el trabajo y la inclusión social sean las herramientas del éxito. Terrorismo de Estado, NUNCA MÁS.
Gustavo E. Altireri
Fundador
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